La base de una idea, de un proyecto y de un negocio
No es sencillo inicialmente. Sobretodo si tu proyecto empieza sin recursos económicos que te ayuden a tener un margen escalable de mejora. Pero el dinero no es lo más importante, no hay que obsesionarse ni tomar decisiones dando por hecho que no vamos a poder iniciar un proyecto por falta de capital.
No es sencillo inicialmente. Es fácil escribir lo que viene a continuación, sobretodo para todos los que os sentís identificados, estando en un punto inicial en el que quizás, de las cosas más importante que están en el dossier de negocio, remarca una cantidad en rojo como objetivo.
Ante todo es tu proyecto. Trabajo, ilusión y ser consciente de la dedicación que vas a poner en tu proyecto. Todo lo demás, créeme que es secundario. Si piensas en una pirámide, verás que la base, lo que va a sustentar todo lo demás, es precisamente lo primordial; Trabajo, ilusión y constancia. Si desde un principio esto no lo tienes claro, más vale la pena que no le dediques más tiempo y busques alternativas.
Deberás ser consciente que vas a necesitar un periodo constante de formación, independientemente de los años que lleves inmerso en el mundo de los negocios. Ayuda la experiencia, pero no existe una rutina y sí un camino por el que dirigirse, que irás creando a base de hacer y equivocarte. Existe la actitud y la agilidad, pero también existe la paciencia y la constancia.
No tirar la toalla y ser consciente de los meses que quedan por enraizar tu idea. Esto tiene que ver con dar forma a una idea, con dar a conocerla, con rodearte de los que tú decidas que son los mejores en cada fase, en no conformarse en el momento de ir consiguiendo hitos, en llevar una buena salud contable, en querer mejorar y dar algo más cada día…
…pero hay una parte que tiene que ver con momentos críticos. Que tiene que ver en situaciones por las que vas a tener que pasar sí o sí. Sé consciente; no ganar un sólo euro durante meses, equivocarte, querer tirar la toalla, la desmotivación puntual, no tener a nadie y ser tú el/la unico/a que debes decidir, arriesgarte, fallar, llorar y aprender de cada momento. Aprender de cada situación y después del desánimo, pensar e ir de nuevo a por todas.
Si tu proyecto necesita un aporte de capital, además de seguir con un plan plenamente de negocio, vas a tener que dedicar tiempo a convencer, a llamar la atención, a gustar. Es algo que inicialmente se entiende como necesidad, pero a pesar de ayudar, no siempre debe ser imprescindible para hacer lo que quieras hacer. Una de las cosas positivas de no tener un duro cuando empiezas, es que vas a tener que aprender a hacer de todo, pasar por cada área que el día de mañana serán departamentos y que tú ya has vivido. Algo imprescindible también en cualquier negocio que empieza a coger forma es saber y haber pasado por cada área, contable, comercial, ejecutiva, marketing…
Quizás dará mucho más valor tener a alguien que te recomiende en cada momento qué hacer, una persona con otros puntos de vista de negocio o mucha más experiencia de la que tú puedas tener. Contar con un mentor que crea en tu idea es la clave del éxito o no de cada startup, como lo es un consultor experto en una vertical para un negocio consolidado.
El trabajo ya se da por entendido, pero la actitud, la perseverancia y la ilusión no deben jamás de estar contigo como la parte primordial, básica, fundamental en toda tu historia profesional. Con esto vas a tener proactividad, vas a dar sin esfuerzo, vas a llegar lejos, justo dónde te has marcado… pero esta misma manera de ser hará que cuando llegues, quieras más.
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