La cara del empresario de la que nunca nadie habla

La cara del empresario

Imaginarse a un empresario o aquella persona que pone en práctica una idea de negocio suele ser entendido por muchos sinónimo de éxito. Personas que viven como quieren, sin muchos problemas y que ganan lo suficiente como para permitirse vivir sin límites.

Déjame decirte que sí, vivimos como queremos. Nadie nos ha obligado a hacer lo que estamos haciendo, somos libres y afortunados de hacer cada día lo que hemos soñado hacer. Más allá de esto hay algo más. El día a día es una aventura. La vida y quienes nos rodean. Nuestro tiempo libre. Nuestra desconexión. Lo que deberíamos amar. La perspectiva de ver el Mundo tan diferente al resto.

La cara del empresario de la que nunca nadie habla. Hoy me apetece escribir la cara menos conocida del empresario bajo MI PERSONA. Llevo en mi agencia 11 años y con un recorrido personal en el que quizás otros empresarios no se van a sentir identificados ni alineados con mis palabras. Por eso, SON MIS PALABRAS BAJO MI EXPERIENCIA.

1. Tiempo libre

El tiempo libre del empresario suele empezar o bien muy temprano o bien muy tarde. Es necesario que se tenga ese rato libre que personalmente me suele servir para desconectar con la intención que después pueda conectar más fuerte, con nuevas ideas y aportaciones que la rutina no me deja ver.

En cualquier caso, el tiempo libre del empresario está limitado. No hay un horario de inicio y fin y, si lo hay, lo utilizamos para seguir atentos y pensando en el próximo día que está por venir. Vivimos conectados y la responsabilidad del empresario es tal que cualquier moment es bueno para leer un correo, anotar una idea o hablar con alguien del equipo para repasar la presentación de una entrega.

En definitiva, el tiempo libre suele ser durante algún momento del fin de semana y cada vez más, el empresario lo usa para la desconexión que nos ayuda a ver y entender los distintos temas que nos envuelven en perspectiva. Practicar un deporte o hacer una actividad que le haga no pensar en lo que suele estar pensando a diario.

2. La familia y amigos

Este es uno de los puntos más importantes. Visto desde fuera puede parecer que el empresario tiene tiempo para estar con la familia y amigos para disfrutar en todo momento de ellos.

Estoy casado desde hace 14 años y tengo una hija de 11 años. Las semanas que estoy en mi ciudad las veo no más de 45 horas a la semana (una semana tiene 168 horas), duermo 35 horas (5 horas de media al día), trabajo unas 60 horas semanales (10 horas al día de lunes a viernes y 10 repartidas entre el fin de semana). Me sobran 28 horas a la semana de las cuales la mayoría son viajando, haciendo deporte y en leer o formarme.

45 horas a la semana estoy con mi mujer y mi hija las semanas que estoy en Barcelona, pero estas son las menos. En la época en la que vivimos, el empresario no quiere dejar de humanizar y el contacto con las personas es un aporte de confianza a cualquier cliente y proveedor.

Esto tiene dos opciones: O tienes una familia (como la mía) que te apoyo en todo lo que haces o, el empresario vive sólo. Sin más.

3. Planificaciones con imprevistos

Ser ordenado es algo que debe estar en la esencia de cualquier empresario. Sin orden y planificación no podemos destinar la atención a las distintas materias que un negocio contempla… Gestión de ventas, gestión de negocio, finanzas, proyectos, estructura, dedicación de motivación pensada en equipos, formación propia y gestión de roles básicos para que todo funcione.

Ser el responsable de una compañía te debe llevar a gestionar a la perfección estos 8 puntos. Con una visión global y capaz de delegar, pero siendo consciente que nuestro ADN debe estar presente no sólo en las decisiones importantes, también como aporte en todo momento para que todas estas áreas se mantengan vivas.

Esto no es todo. Los imprevistos forman parte de todo ser humano. Por lo que las planificaciones, por muy bien pensadas y previsoras que sean, siempre ocurren inesperados momentos que no se contemplan. Tocar muchos palos te lleva a más imprevistos y a saber actuar con rapidez sabiendo gestionar el pronto.

4. La sensación de estar sólo

La soledad del empresario es algo que todos hemos vivido alguna vez. Por mucho MBA que tengamos, nadie nos enseña a cómo actuar en situaciones de las que nunca te han hablado. Es lo más parecido a tener el primer hijo. Puedes saber la teoría, pero la práctica llevada a la gestión de cada situación, hace que cada problema se deba tomar como algo nuevo.

La relación y contacto con otros empresarios te hace ver que cada uno tiene algo nuevo que contar. Algo que ni tan sólo imaginarías. Pero también te das cuenta que, a pesar de que el problema sea el mismo, la situación y por tanto la solución es distinta en cada uno de los empresarios.

Cada vez que hay una toma de decisión, la contemplamos como un riesgo. Es un riesgo. Todo riesgo tiene sus consecuencias y el empresario de serie las asume. La toma de decisiones delante de un posible plan suele ser en la mayoría de las ocasiones en la soledad de uno mismo.

5. Que no nos den la razón

Habrá a quien le guste que siempre le den la razón, pero el que comparte una idea, debe ser compensado por una reacción que lleve a aportar para hacer la idea más firme o para deshacerla.

Que te den la razón a veces va acompañado con el cargo que puedas tener. Para quedar bien y porque nos gusta no dar problemas. Pero TODO lo contrario. El entorno, el equipo de trabajo, debería ser consecuente de las responsabilidades tomadas, aunque la idea venga desde arriba.

Por parte del empresario, saber la razón verdadera no es fácil en un inicio. Sobretodo cuando las personas que están a tu lado todavía no las conoces.
Aquí el empresario debe aportar al equipo confianza y sobretodo proximidad. TODOS SOMOS IGUALES.

Terminaré diciendo que el empresario es afortunado y privilegiado de ser quién es. Llevar a cabo un sueño nos categoriza como personas especiales que algún día dimos el paso y que día a día lo seguimos haciendo. Nos caracteriza la actitud, el riesgo, la ambición y la inquietud. Aunque todos deben saber que detrás de todo esto hay unas condiciones por las que tenemos que pasar e intentado asumir.

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